El ser periodista, cada vez es una labor más complicada

Soy consciente de que al escribir esto, pueda que no tenga ni la trayectoria o el conocimiento de personajes destacados y que son imágenes del periodismo bien ejecutado. Así que, lo siguiente, lo redacto en base a lo que he aprendido, aunado a lo que como estudiante con hambre de trascender pude investigar y escuchar.

El periodismo es darle voz a los sucesos que acontecen en el día a día de nuestra sociedad y en estos momentos, impulsados por la cantidad de seguidores que manejan mediante redes sociales, ha llegado una “oleada” de individuos, que les hace pensar, a ellos y sus patrocinadores, que ejemplifican a la perfección el modelo adecuado de informar y maniobrar cual periodistas.

Quienes llevan tiempo inmersos en el medio, sobre todo el deportivo, han sido testigos de etapas complicadas, algunas llenas de acciones polémicas o en las cuales ven mal valorado todo el tiempo de estudio y los años ejerciendo de la mejor manera su profesión. Desafortunadamente, las redes sociales han impulsado un sequito de “influencers” que si bien, han hecho su labor en el mundo del internet, han gozado de privilegios y virtudes que muchas ocasiones son desperdiciadas, y las cuales no son cedidas a quienes las buscan por profesión y pasión, no por unos cuantos likes.

Soy consciente de que es casi obligatorio caminar a la par de la globalización y el crecimiento, ligado a la evolución de algunas profesiones. Sin embargo, a quienes vamos empezando en este sendero del periodismo, nos es imposible no poder ver que la competencia por un lugar es cada vez más apretada, pero la cuestión es que no solamente es una carrera con competidores en el mismo rubro, sino que ahora, muchas empresas priorizan los “likes” y “followers” antes de la información y el curriculum que puedan tener dentro de su camino. El talento y aprendizaje cada vez se vuelve, de manera increíble en un aspecto irrelevante.

La mercadotecnia se ha impuesto sobre la veracidad y profesionalismo. Ahora vemos personajes enfundados en la bandera de la subjetividad, siendo en muchas ocasiones “porristas” de alguna institución o individuo.

El caso más reciente ocurrió con Miguel Herrera en Ciudad Universitaria, donde un fotógrafo se envolvió en la valentía de insultar al técnico americanista, aprovechando el estar en cancha y tener una acreditación.

Puede que sea algo insignificante, pero solo los que hemos estado trabajando para conseguir una, no con seguidores ni “likes”, sino con trabajo, sentimos el coraje de saber que personajes así le arrebatan la oportunidad de laborar en verdad a muchos que estamos esperando, en una fila llena de oportunistas.