El señalado tras el mal momento es el entrenador rojiblanco, sin embargo, no es el único culpable

En todo el mundo del futbol, cuando los resultados no terminan por ser los mejores, el foco de atención inmediatamente se dirige hacia el banquillo, específicamente con el entrenador en turno, quien carga con esa dosis extra de responsabilidad, cual maestro en un aula de clases.

A veces, la realidad es diferente con situaciones en las cuales no necesariamente tiene total culpa el personaje que lidera al grupo en los entrenamientos. Los jugadores cumplen su parte al presentarse a entrenar y el estratega, hace lo suyo al intentar plasmar una idea de juego.

En un partido de futbol, todos los que se convierten en protagonistas y pisan el terreno de juego, están expuestos a equivocarse, como cualquier ser humano en el planeta en la labor que emplee.

Con Chivas la situación no es distinta. La diferencia es que la mayoría de los errores han sido desde adentro del rectángulo verde, donde algunos jugadores han terminado por mandar a la borda el rendimiento y en ocasiones, el buen partido que se disputa.

Debemos comprender que al estratega se le debe criticar y señalar cuando un planteamiento no sale bien, cuando la alineación titular termina por sembrar dudas o, en su caso, no utiliza a los mejores hombres disponibles. Aquí no aplica.

En todas las jornadas, Tomás ha utilizado lo mejor que tiene, remando contra corriente en algunas fechas por cuestión de lesiones o molestias de algunos jugadores. El problema en su perdida de puntos recae en errores puntuales de sus pupilos y en eso, poco o nada se puede hacer.

Las pésimas exhibiciones que ha mostrado Antonio Rodríguez le han costado a Chivas 7 puntos. En la delantera, los rojiblancos no han estado finos y, a pesar de haber mejorado su cosecha de goles, siguen sin ser efectivos frente al marco rival. Finalmente, en sector defensivo, Oswaldo Alanís no se ha visto en su mejor nivel y Van Rankin se ha quedado atrás en mostrar la imagen de cuando llegó a la institución.

En fin, entre que son peras o manzanas, muchos seguirán con la línea de culpar al primero que se cruza por la mente, el mas “facilito”, sin ver más allá de lo evidente (frase rescatada de una clásica caricatura).

No solo es el entrenador, también son los 23 que no han podido demostrar algo diferente.