Las luchas de apuesta que nunca suceden

La semana pasada se anuncio el primer encuentro de Triplemanía XXVII, donde Dr. Wagner Jr. se jugará la cabellera en contra de la máscara de Blue Demon Jr. Este anuncio causo un poco de indignación entre los aficionados de la caravana estelar que seguían soñando con ver una lucha de apuesta entre LA Park y Dr Wagner, todos creíamos que este encuentro por fin se haría realidad después de que al final de Triplemanía XXVI después de que Hijo del Fantasma le entregara su máscara LA Park, Juan Manuel González Barrón llegó a retar a la huesuda original a un combate máscara vs cabellera para el siguiente año, lucha que no sucederá, al menos en la Triplemanía del 2019.

Este es solo un ejemplo de una larga lista de combates de apuesta soñados por los aficionados que nunca pasaron o todavía no han pasado. El más famoso es el que hubiera enfrentado a las dos leyendas más importantes de la lucha libre mexicana en la historia, El Santo vs Blue Demon. Al igual que sus padres, parece que sus herederos tampoco les regalaran a los aficionados una lucha de apuesta entre estas dos dinastías. También está el caso de Místico I, que pudo tener combates de apuesta con Averno y Volador Jr., pero a pesar de que en su momento fueron grandes rivalidades, esas luchas nunca se concretaron. En el rubro de las luchas de apuesta de ensueño que todavía puede ser posibles están Fuerza Guerrera vs Octagón y Súper Muñeco vs Súper Pinocho (aunque es muy probable que nunca ocurran).

Al ser un deporte espectáculo, los resultados de cada lucha son predeterminados por los programadores y creativos. Entonces ante una lucha de apuesta donde el perdedor está expuesto a que su carrera suba como la espuma o empiece el declive letal que lo condenara al olvido, lo único que tiene en sus manos es el poder de negociar la cantidad de dinero que valdrá su la caída de su máscara o cabellera. Por eso muchas de las veces este tipo de lucha de apuestas añoradas por los aficionados a la lucha libre mexicana no se llevan a cabo porque el virtual perdedor no llega a un acuerdo económico con el promotor o la empresa.

A pesar de este tipo de obstáculos, el aficionado a la lucha libre mexicana es muy noble y acepta con gratitud todo el producto luchístico que se lo ofrece. Pero también sabe lo que quiere y cuando no está contento, se hace notar.

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