Gareth Bale, autocondenado al ostracismo en el Real Madrid, abrió su bote de magia, ese que tenía escondido desde hace tiempo y que solo saca a cuentagotas con su selección, para marcar los goles que dieron la victoria a Gales frente a Austria (2-1) y que los meten en la final del playoff de clasificación para el Mundial de Qatar 2022.

68 años después Gales podrá volver a una Copa del Mundo. Y lo intentará de la mano de un Bale que volvió a demostrar que tiene dos caras; la apática que se borra del Clásico por unas molestias en la espalda y la que se viste de gala con la camiseta de los ‘Dragones Rojos’.

Pese a no asistir al duelo con el Barcelona, y perderse una de las mayores humillaciones de la historia reciente del Madrid, el galés viajó a Cardiff, se entrenó con sus compañeros y salió como titular contra Austria. Incluso avisó. “Llevo meses preparándome para este partido. Estoy listo para jugar los 120 minutos”.

Gales está a un partido de volver a una Copa del Mundo por primera vez desde Suiza 1954. El broche de oro a una generación que ha alcanzado las semifinales de la Eurocopa en 2016 y que pasó la fase de grupos en la del año pasado. Y todo porque Bale, cuando se pone la camiseta de Gales, hace retroceder los relojes y volver a ser el que una vez deslumbró al mundo.