La elección del nuevo técnico rojiblanco es simple, pensando en resultados inmediatos

La sorpresiva victoria ante León el pasado fin de semana dejó un grato sabor de boca en la afición y, más importante, en el interior del club. Si bien el planteamiento no fue a lo que Chivas nos tenía acostumbrados, terminó por ser efectivo ante uno de los mejores conjuntos del certamen, situación de vital importancia debido a la lucha que mantendrán los rojiblancos en el tema porcentual.

La respuesta de los jugadores tras la llegada del «Jefe» Tomás Boy ha sido grata, teniendo como resultado un equipo más ordenado dentro del terreno de juego, haciendo destacar a jugadores que se habían apagado en la etapa de José Cardozo, como lo son Eduardo López y Michael Pérez, quienes fueron piezas importantes en la victoria del pasado fin de semana.

En el caso de «Chofis», tras su lesión se ha mostrado más participativo, pidiendo el balón y rindiendo a mayor nivel que partidos pasados, sin embargo la afición ya perdió cualquier empatia con el 10 rojiblanco, por lo que el juicio hacia el canterano ha terminado por ser, en ocasiones, enfermizo. Es cierto que su papel en los últimos torneos es irrelevante, no pudiendo explotar al máximo su nivel y cayendo en una crisis que la grada pudo palpar y por lo que el jugador cayó de la gracia en el seno tapatío.

El caso del «Tortas» es diferente, pues desde el inicio del torneo, tras la desastrosa actuación en el Mundial de Clubes, el contención fue relegado a la banca en primera instancia y en ocasiones a la Sub 20. Entre lesiones y falta del agrado por parte del estratega guaraní, Michael vio sus oportunidades disiparse, incluso a mediados del torneo, el canterano comenzó a buscar otras opciones en el mercado nacional, suponiendo la permanencia de Cardozo en el banquillo, pero ahora la realidad es otra, pues su estilo de juego ha sido del agrado para Tomás Boy y una nueva oportunidad podría abrirse frente a él.

El ahora estratega del Guadalajara es un especialista en descensos y, si bien mencioné semanas atrás que su llegada parecía tener tintes para ser chiste de mal gusto, ahora es claro que Chivas no tiene otra salida real y viable.

Traer a un nuevo entrenador al puesto significa comenzar desde cero, dejar el avance atrás y darles a los jugadores un nuevo proceso por iniciar. Un europeo tardará en implementar su idea de juego, además del lapso de tiempo que requiera para acoplarse al fútbol mexicano y talvez sin sentir o tener conocimiento previo de la magnitud que significa el nombre «Chivas» dentro de nuestro balompie.

Hoy, los ojos no deberían estar puestos en quien será el nuevo entrenador. Hoy, la prioridad en Guadalajara tiene que ser buscar traer a los mejores mexicanos. El tiempo siguió su curso y los rojiblancos ya no pueden vivir del recuerdo «Almeydista». El presente dictamina que Chivas necesita echar a andar toda la maquinaria posible y armar un plantel competitivo, pudiendo (como diría coloquialmente mi abuela) «matar dos pájaros de un tiro», usando como pretexto la lucha por no descender para convertir al club en candidato al título, digo, si para salvarse hay que hacer puntos, clasificando a liguilla en los torneos que siguen será suficiente para mantener la categoría… ¿O me equivoco?

Tomás tendrá poco más de un mes al frente del Guadalajara tras finalizar el cotejo ante Tigres, más de 30 días en los que ha palpado la situación del club y se nota consciente del lugar en el que está. Si ya le regalaste oportunidades a un estratega que hundió en el descenso a 3 equipos diferentes, como lo fue Cardozo… ¿Por qué no darle una pequeña chance a un entrenador que ha hecho todo lo contrario, salvando equipos en su lucha por la permanencia?