Por: Eduardo Aguilar

Es habitual poner los ojos en las nuevas promesas del fútbol: aquellos jóvenes que destacan por sus habilidades o estadísticas ilusionan a los fanáticos, de hecho, es una sensación casi necesaria, pues los ídolos no duran para siempre. Es el caso del nacido en Leeds Inglaterra, pero de nacionalidad noruega, Erlin Haaland, que con tan solo 19 años ya se perfila como una de las nuevas joyas del fútbol mundial.

El actual jugador del Borussia Dortmund se estrenó el sábado con un hat-trick: en su debut, ante el Augsburgo de visita, con el marcador adverso, entrando de cambio y en tan solo 20 minutos. Para el mundo eso podría ser suficiente para etiquetarlo como el futuro depredador más letal del área, y quizá sí, pero hay que seguir el desarrollo que ha tenido y tendrá.

El triplete en la Bundesliga no es la única señal que Haaland nos ha dado de su calidad, cosas como sus 9 goles en el mundial de Polonia sub-20 ante Honduras, o sus ocho goles en la fase de grupos de la Champions League con su anterior equipo, el Salzburgo de Austria. Es casi una obligación pensar al ariete como el potencial sucesor de jugadores como Zlatan Ibrahimović o Robert Lewandowski.

No se trata de compararlos y querer situarlos en el mismo espacio. Es un tema de épocas, constantemente se buscan jugadores que cumplan las funciones y tapen los espacios que los anteriores dejan libres, y el noruego parece que puede cumplir esas expectativas: un hombre de área, con capacidad para generarse espacios y olfato goleador, rematador nato, joven, fuerte y veloz. 

Quizá en gustos y para muchos, este jugador no sea el mejor o ni siquiera un buen prospecto, pues al momento de jugar, sus movimientos parecen lentos o lo creen demasiado dependiente a sus compañeros. Pero no hay que olvidar la actualidad del balompié: un deporte en el que los atributos físicos ganan terreno con el paso de los años, y en esto Haaland ya lleva un margen amplio de ventaja.

El ascenso de esta estrella parece cercano, sin embargo, hay que tomarlo con mesura y cautela. Es un jugador que ha mostrado sus cualidades en el lapso de un año, pero para consagrarse en este deporte hay algo imprescindible: la constancia, sin ella tan solo fue y será uno más del montón.

El novato aún debe mantener sus números, porque con esa frialdad es con la que se califica a los delanteros: si metes goles eres bueno, si no los haces, eres el peor. El chico llegó al Dortmund a media temporada, pero por qué no pensar que puede dar el salto a otro equipo de mayor envergadura, quizá no ahora pero sí en un futuro cercano.

Son 45 millones de euros, un precio “costeable” considerando las cantidades que se manejan actualmente. Puede ser Haaland el futuro 9 del mundo, pero debe ganárselo, deber ser alguien que los rivales teman, alguien que pueda resolver un juego con una jugada, alguien que meta tripletes en rondas eliminatorias, alguien que cargue a su equipo como carga aquel número mítico, el 9.

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