Por: Eduardo Aguilar

La pasada derrota contra Dorados de Sinaloa en Copa Mx ha reavivado la discusión que envuelve a Chivas. El fracaso existe, pues en este plantel se depositaron muchas expectativas, especialmente Amaury Vergara (dueño) y Ricardo Pelaéz (Director Deportivo): una inversión de 47.5 millones de dólares (contando los 12 que no se gastaron por el fichaje caído de Víctor Guzmán) fue lo que provocó que tanto la opinión pública, como los medios crearan ilusiones muy altas y se alborotaran con su derrota en la competencia alterna a la liga.

Como es de esperarse, cuando se habla de las Chivas, siempre se tiende a polemizar: es blanco o es negro, no existen matices grises. Aunque de hecho sí los hay. Eso sí, no se puede tapar el sol con un dedo, lo que ocurrió en el estadio Banorte es un fracaso rotundo: Chivas un equipo de primera división, con un valor en el mercado de 55 millones de dólares, “el más popular de México”, perdió ante un modesto Dorados que pelea en la liga de ascenso y que vale 6 veces menos que el rebaño.

La imagen de Ricardo Pelaéz persinando a los jugadores durante la tanda de penaltis es realmente absurda. El fútbol y los tiros desde los 11 pasos no son suerte, sino una muestra de calidad, y los jugadores de “el gran pez” fueron superiores. 

Algunos podrán dar la eterna justificación: “La copa no vale, es de chocolate, vamos por la liga”, aunque siendo sinceros, a Chivas le urgía mostrar su poderío ganando, aunque sea la copa, porque ni con sus millones gastados es favorito para ganar o pelear en la liguilla. Pelaéz, Tena y los jugadores necesitaban mostrarles a todos ellos que iban enserio, que “Las Superchivas” habían llegado y que tuvieran miedo, en cambio, lo único que dieron, fue risa (sin demeritar el gran esfuerzo de los dirigidos por David Patiño) 

Pero, antes de las burlas y risas hay que tener en cuenta que es un proyecto a largo plazo; el que lleguen jugadores de renombre no va a hacer que la institución mejore de la noche a la mañana. El Guadalajara ha atravesado momentos difíciles desde hace varios años, no únicamente por los jugadores, también por las gestiones directivas o malas administraciones. Ni siquiera el título que ganaron ante Tigres puede respaldarlos.

Sí y no podemos atacar a Chivas por su fracaso. Sí porque la liga de asenso es de un nivel competitivo inferior y porque el rebaño sagrado ahora sí cuenta con un plantel con aspiraciones: un director deportivo altamente capacitado, un director técnico campeón de Juegos Olímpicos y un cuadro de mexicanos, que aunque no son los mejores, tampoco son los peores.

Sin embargo, no hay que olvidar que este es un proyecto recién planificado, no cuenta con la estructura que ha montado por ejemplo Tigres, Rayados o incluso el América. No podemos esperar milagros inmediatos, no podemos creer en un estilo de juego impecable o entendimiento pleno, todo esto requiere un proceso de adaptación, tanto para los propios futbolistas como para el técnico, quien es el que maximiza todas las cualidades de los jugadores, y para que pueda lograrlo requiere tiempo y continuidad.

Para Chivas no existe mucha tolerancia o paciencia, sin embargo, hay que tenérsela, porque luego de los desastres que ha mostrado (a nivel futbolístico, técnico o directivo) es de esperarse que pierda los octavos de final de la Copa Mx, aunque suene ridículo. Guadalajara es un equipo que sabe sobreponerse a las adversidades y seguro esta no será la excepción, hay que esperar a que mejore, a fin de cuentas:  al futbol mexicano le va bien que “las poderosas chivas” anden bien.