Boxeadores, deportistas con corazón de hierro, que están dispuestos a llevar su cuerpo al límite en el entrenamiento, que prefieren romper su cuerpo antes que su espíritu, y Mikey García da testimonio de ello: «Estoy muy cansado», dijo Mikey a su esquina antes de salir al noveno asalto. Su hermano y le preguntó si quería salir. Mikey es un guerrero y aguantó los dos rounds que le quedaban. No tenía opciones, pero quería morir en pie, y lo logró.

Otra característica muy peculiar en los boxeadores su ego, su orgullo, y quieren estar probándose a sí mismos constantemente. Mikey García quiso medirse en otra categoría, subir de división y reto al campeón, al hoy por hoy, mejor welter del mundo: Errol Spence Jr, un error que le costó el invicto al Mexicoamericano, pues prácticamente lo regaló.

Quizás, si García hubiera hecho un par de peleas antes de retar al campeón, en la división welter, hubiera llegado mejor preparado, ya que subir de pesó le costó, ya que el campeón Spence era más grande, aprovechó su altura, teniendo más alcance, manteniendo la distancia precisa, lo caminaba, lo boxeaba, lo hacía retroceder, impuso su jab toda la noche; bien dicen que los boxeadores zurdos son los más “incomodos”, ya que tienes que cambiar tu estilo de boxeo, tu estrategia para ganar, el retador nunca lo hizo, y los pocos contra golpes que lanzó fueron imprecisos, se dedicó a tratar de parar su zurda que entraba como “juan por su casa” directo al rostro de García.

No había duda, fue decisión unánime, (120-107, 120-108 y 120-108) para el IBF del peso welter, quien quedó con una marca invicta de 25-0 y 21 KO, mientras que Mikey entregó fácilmente el invicto por el afán de probarse en otra división y querer alcanzar la gloria, 39-1 y 30 KO. García, que pasó de 135 a 147 libras en su intento por convertirse en campeón de cinco divisiones. Mikey puede estar orgulloso de su  esfuerzo y de no rendirse, pese a que se precipitó, desde mi punto de vista, aguantó y no cayó por KO. Como diría Rocky Balboa: “un round a la vez”.

Por Diego de la Vega.

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